Imaginando lo que existe

A veces el cuerpo le pide a uno leer una novela, tan perentoriamente como le puede pedir una cerveza fresca o un plato barato y sabroso de pasta, un viaje o una caminata: una novela con varios centenares de páginas y rica en personajes y episodios, una novela en la que sumergirse varias horas al día como un buzo o un espeleólogo, una novela tren en la que acomodarse durante las travesías en metro y los tiempos en blanco que se presentan a diario en la vida; una novela que sea como una película en una sala de cine o como ese capítulo extra de una gran serie que uno se concede después de la media noche, venciendo el sueño y malogrando el sueño, sacrificándolo al sagrado impulso primitivo de saber un poco más de la historia; una novela en la que se quiere avanzar como sea y al mismo tiempo no quiere uno que se acabe; una novela, además, que no esté escrita hace mucho, que no haya sido desfibrada por generaciones de lectores y críticos, que le ofrezca a uno ese cebo y esa tentación tan poco apreciadas por los expertos, la intriga del desenlace.

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11 Comments

  1. MdlMar
    Enviado el 23/03/2013 a las 10:21 AM | Enlace permanente

    ” … Con una ilusión impaciente en la que no cuenta para nada el oficio, en la que no hay lugar para la fatiga desganada de lo ya muy conocido … ”

    A lo mejor por existir esa impaciencia que ilusiona, el cerebro humano es capaz de dejarse llevar por la imaginación laboriosa.
    Tanto en la cabeza que lee como en la que escribe, claro.
    Disfrutar un Ida y Vuelta como el de hoy es una prescripción que sienta fantásticamente.
    Magnífico brebaje, Antonio.

  2. Diego Ariza
    Enviado el 23/03/2013 a las 12:46 PM | Enlace permanente

    La gran paradoja de la buena literatura: ” una novela en la que se quiere avanzar como sea y al mismo tiempo no quiere uno que se acabe; “.

  3. Enviado el 24/03/2013 a las 1:28 AM | Enlace permanente

    .
    Jamás entenderé el concepto “cerveza fresca” que por segunda vez en estos años, le leo a nuestro anfitriomm :-)))

    La novela que a pesar de sus muchas lecturas, aún siguiera poseyendo esa cualidad de querer que avance y a la vez, que no terminara nunca, sería la novela perfecta, un trasunto del Libro de Arena borgiano. En mi caso lo tengo claro: el Quijote.

    :-)

  4. Carmela
    Enviado el 24/03/2013 a las 1:43 AM | Enlace permanente

    Diego Ariza,
    Sap,

    Hubo un tiempo en que sentía eso con cualquier novela de Frederick Forsyth :)

  5. Enviado el 24/03/2013 a las 1:49 AM | Enlace permanente

    Carmela,
    .
    ¡”Chacal”! Creo que es la única que leí de él y es cierto que me mantuvo en estado catatónico durante dos o tres días. Algo parecido me ocurrió con varias novelas de ‘suspense médico’ firmadas por Robin Cook.

    :-)

  6. MdlMar
    Enviado el 24/03/2013 a las 10:13 AM | Enlace permanente

    ” … ‘ se requiere un esfuerzo mayor de la imaginación para vislumbrar lo que existe de lo que no existe ‘ … ”

    En 1993 la BBC emitió en el programa Horizon una joya. Mejor dicho… un No Ordinary Genius dedicado a esa mente maravillosamente imaginativa: la de Richard Feynman.
    En YouTube se nos aparece con fecha del 30 de diciembre de 2010.

  7. Carmela
    Enviado el 24/03/2013 a las 10:58 AM | Enlace permanente

    Sap,

    ¿Y no leíste “Odessa”? Para mí son las dos mejores. De una y otra se hicieron sendas películas que tampoco estaban mal.
    Uf, Robin Cook. Todavía tengo por aquí “Fiebre”. Qué angustia ;(

  8. Carmela
    Enviado el 24/03/2013 a las 11:09 AM | Enlace permanente

    ¿Nadie se acuerda del discurso de renuncia de Nixon en la tele? Yo, como si hubiese sido ayer; aunque no de lo que dijo, claro. Estábamos en el jardín de unos vecinos al olor de un jazmín y una dama de noche una amiga y yo y nuestras respectivas abuelas. Mientras nosotras comíamos pipas las abuelas no paraban de decir “pobrecito, qué lástima”. De todo aquello sólo quedamos mi amiga y yo ;(

    “Todos los hombres del Presidente” es una de mis películas favoritas. Magistral el secundario Jason Robards.

  9. Pablo el parisino
    Enviado el 24/03/2013 a las 8:15 PM | Enlace permanente

    “A veces el cuerpo le pide a uno leer una novela, tan perentoriamente como le puede pedir una cerveza fresca o un plato barato y sabroso de pasta, un viaje o una caminata…”

    Es curioso: a mí el cuerpo me ha pedido cerveza fresca, un buen plato de pasta, un viaje o una caminata (eso mucho) pero nunca leer novelas, o más generalmente, leer o ver ficción (como las series de TV – sólo he visto en mi vida algunos capítulos de Colombo en la adolescencia).

    Entre mis muchas carencias, la de no sentir nunca necesidad de ficción, es una de las más flagrantes. Y lo siento como un defecto gordo que me impide disfrutar de una mina de placeres (para mí es una laguna tan grave como la de ser insensible a la música).

    La ficción pura y dura me aburre terriblemente. Si una narración no va acompañada por un estilo interesante y sobre todo por un tono que me haga sentir cómplice de su autor (Cervantes, Stendhal), me cuesta muchísimo entrar en una historia (salvo si su tema me interesa particularmente o su autor es especialmente hábil para captar mi atención – y la mayoría de la docena de mejores novelistas clásicos lo son).

    Quizás por eso me guste tanto Valéry desde hace más de 30 años, él que tan incapaz fue también de leer ficción (comprendo perfectamente su famoso rechazo del “La marquise sortit à cinq heures”).

    A mí siempre me ha apetecido leer mucho más un buen Diario (como el de los Goncourt), una autobiografía (como “Souvenirs d’égotisme” o la “Vie de Henry Brulard”) o un buen libro de notas íntimas (como “El libro del desasosiego” o los “Ensayos” de Montaigne – que eso son en realidad) que un novelón.

  10. Enviado el 24/03/2013 a las 11:58 PM | Enlace permanente

    Pablo el parisino,

    Te comprendo, porque a mí me pasa muchas veces lo mismo: no siento la necesidad de la ficcion. Y cuando la siento, desde luego, le pido una intensidad radical de escritura: por eso siempre he lamentado que algunas novelas de Jules Verne no las escribiera, por ejemplo, Baudelaire.

  11. Pablo el parisino
    Enviado el 25/03/2013 a las 1:12 AM | Enlace permanente

    antoniomm,

    Tu caso es mucho más complicado, porque el lector en ti tiene un gemelo que escribe ficción (cosa de la que yo me siento totalmente incapaz).

    ¿Cómo alguien que escribe ficción puede necesitar no leerla? ¿Porque la escribe?

    Y supongo que habrás analizado los momentos en que a veces la necesitas. ¿Porque en ellos no la escribes?

    En cuanto a Julio Verne y Baudelaire: ¿el estilo de nuestro amigo Charles es compatible con “el fondo” de las novelas de Jules? Porque Baudelaire era también un mal lector de novelas y alguien que fue incapaz de escribir una, a pesar de tener muchos proyectos en ese sentido y muchas ganas de convertirse en novelista – hay cartas a su madre muy claras a ese respecto.

    El estilo “hiperclaro”, “chirurgical” como se diría en francés, de Baudelaire, al igual que el de Valéry, ¿no es el resultado de su incapacidad de escribir ficción?